Justo hoy me tenía que dejar el cuaderno en casa, hoy que los ojos solo me lagrimean por cansancio y no por Esteban, no por Matías, no por mi orgullo lastimado, no por sentir que nunca algo va a ir para adelante entre yo y alguien más.
De a ratos creo que Matías no quiere verme porque le hablé mucho de Esteban o por que vio su mensaje, pero esas son las ilusiones mías y las ganas de seguir con él que no se me van.
El café se me pasó de edulcorante y el cuento que leo de Benedetti me aburre. Pero yo, siempre tan lineal y estructurada, para pasar al siguiente tengo que terminar este primero.
Capaz eso es lo que tengo que hacer con Esteban también, y de paso, la próxima en vez de café pedirme una birra, como el señor con cara de Alberto que está sentado solo con su celular, en la mesa de enfrente.
*Ni Esteban ni Matías, y seguramente tampoco Alberto. Todos inventados porque para que exponerme tanto con nombres reales no?
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