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Mostrando entradas de mayo, 2015

Que ves el cielo

"Ahora vamos a entrar", dijo Alan cuando se abrieron las puertas del subte. Y entró con Mili. Yo no sabía que eran Alan y Mili hasta después de un rato, cuando por la proximidad en la que estábamos, dentro de un subte repleto de gente a las 6 de la tarde, me hacía testigo de su conversación. "Lucía quiero acariciaaaarte", dijo Mili, y mi mente saltó del libro que estaba leyendo para mirarla automáticamente. Reaccioné a mi nombre, aunque claramente, Mili no hablaba de mi. Empe zaron con juegos que solo ellos entendían, quizás eran hermanos, amigos, primos. No lo sé. Si sé que Mili era tan bella, tan bella como mi Gabi.  Al ratito Mili abrazó a Alan, y con la cabeza hundida en el hueco de su brazo empezó a cantar... "Quiero verte bailaaaaar entre la gente, quiero verte baiiilaaaar, no importa tu nombre si me puedes contestar..." Alan le pidió que cantara bajito porque mucha gente estaba leyendo. Y yo quería pedirle que no pare, que siga,

Una H

Muchos se olvidan de la historia, del barrio, del amor, la sensación de la garganta ardiendo, los nervios hasta el final; confunden el folclore con violencia sin que les importe el daño que provocan, a vos, al pibe que está parado al lado, al que está en su casa, a los que están adentro, a mi. Me molesta, me irrita, me fastidia cuando lo desprecian, lo rebajan, lo insultan, cuando se atreven a faltarle el respeto. Porque Huracán es mi viejo, mi abuelo, mi hermano, mi sobrino, mi tío, mi primo, porque incluso, Huracán soy yo.