Esta es una carta a quién quiera que seas, en el momento que la leas, solo con la finalidad de que me conozcas y me entiendas. Una especie de instructivo para comprender mi cabeza que hay momentos en los que esta enredada. Los detalles, los instantes son los que hacen mi historia, el minuto o incluso el segundo en el que algo cambia para siempre, aunque cueste, por ejemplo me resulta realmente dificil levantarme a la mañana, pero cuando lo logro entiendo la mágia que tiene desayunar mirando el sol en compañía de mi misma. No hay nada que me transmita tanta paz como mirar las estrellas, escuchar el silencio del campo o las olas rompiendo en el mar. Disfruto de la brisa en la cara, el sol achinandome los ojos y viajar en compañia de un libro. Me gustaría conocer el mundo a través de los ojos ajenos y escuchando historias, sentandome en veredas, preguntando nombres. Le tengo fobia a mis pies, y a tantas otras cosas más que ya te contaré, pero paradojicamente los amo porque caminar
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida