Pensé mucho en Felipe, no tengo idea porqué. Pensé en lo lindo que es cuando sonríe o se muerde los labios; en lo divertido que era ganarle a algo y en las guerras de cosquillas. Pensé en el día que se le quemaron las tostadas y en la tarde que nos envolvió una nube de abejas mientras mirábamos el atardecer cerca del río. Pensé en Felipe y lo extrañé. Lo extrañé solo un poco, pero también lo suficiente. Quise encontrarlo de casualidad en algún lado pero me prohibí frecuentar sus lugares. Quise hablarle pero me contuve. Quise muchas cosas pero no las hice. No me privé de hablar con su mejor amigo, fue una charla a medio terminar, con las luces bajas de un boliche y el reggaeton colándose entre medio de nuestras palabras. Hace unos días me dijo que tiene que hablar conmigo personalmente, no sé que me dirá, espero que sea algo de Felipe. ** Y después pensé mucho en Félix. Hace un tiempo largo que pienso en él. No lo entiendo. Le doy mil vueltas y no lo logro de ningun
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida