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Mostrando entradas de enero, 2014

Fugaz

Pensé mucho en Felipe, no tengo idea porqué. Pensé en lo lindo que es cuando sonríe o se muerde los labios; en lo divertido que era ganarle a algo y en las guerras de cosquillas. Pensé en el día que se le quemaron las tostadas y en la tarde que nos envolvió una nube de abejas mientras mirábamos el atardecer cerca del río. Pensé en Felipe y lo extrañé. Lo extrañé solo un poco, pero también lo suficiente. Quise encontrarlo de casualidad en algún lado pero me prohibí frecuentar sus lugares. Quise hablarle pero me contuve. Quise muchas cosas pero no las hice. No me privé de hablar con su mejor amigo, fue una charla a medio terminar, con las luces bajas de un boliche y el reggaeton colándose entre medio de nuestras palabras. Hace unos días me dijo que tiene que hablar conmigo personalmente, no sé que me dirá, espero que sea algo de Felipe. ** Y después pensé mucho en Félix. Hace un tiempo largo que pienso en él. No lo entiendo. Le doy mil vueltas y no lo logro de ningun

Cambio de roles

No sé, después de la charla que tuvimos en su cumpleaños empezó a estar rara. Creí que era como siempre, uno de esos ataques de romper todo y vomitar palabras que tiene cada tanto. Le pregunté varias veces si estaba bien, si le pasaba algo pero me contestaba "esta todo bien, no me pasa nada", que se yo, dejé de insistirle unos días porque siempre tiene un tiempito de silencio antes de explotar, es como la calma que antecede al huracán. Pero me mataba la indiferencia con la que me hablaba así que aguanté dos semanas callado, esperando el mensaje en el que siempre me pide que nos juntemos a charlar. Es casi rutinario, me dice que me quiere ver y yo acepto. Generalmente nos encontramos en mi casa. Yo  me acuesto en mi cama y ella se queda sentada en el borde, solo para acentuar la distancia. A veces cierro los ojos porque sé que va a llorar y no me gusta verla así.  Empieza a hablarme tranquila pero con la voz firme, el discurso arranca con los reproches. Que ya basta, que no