"Ahora vamos a entrar", dijo Alan cuando se abrieron las puertas del subte. Y entró con Mili.
Yo no sabía que eran Alan y Mili hasta después de un rato, cuando por la proximidad en la que estábamos, dentro de un subte repleto de gente a las 6 de la tarde, me hacía testigo de su conversación.
"Lucía quiero acariciaaaarte", dijo Mili, y mi mente saltó del libro que estaba leyendo para mirarla automáticamente. Reaccioné a mi nombre, aunque claramente, Mili no hablaba de mi.
Empezaron con juegos que solo ellos entendían, quizás eran hermanos, amigos, primos. No lo sé. Si sé que Mili era tan bella, tan bella como mi Gabi.
Al ratito Mili abrazó a Alan, y con la cabeza hundida en el hueco de su brazo empezó a cantar...
"Quiero verte bailaaaaar entre la gente, quiero verte baiiilaaaar, no importa tu nombre si me puedes contestar..."
Alan le pidió que cantara bajito porque mucha gente estaba leyendo. Y yo quería pedirle que no pare, que siga, que cante, porque me llamo Lucía, porque El Flaco tiene mucho que ver con mi identidad, porque sentía a Gabi abrazándome cuando ella abrazaba a Alan.
Llegó mi estación y no podía bajar. Ellos salieron del subte para dejarme pasar. "Gracias", les dije y lo miré a Alan con una sonrisa. Ojalá se hayan dado cuenta que no estaba agradecida por dejarme descender, sino por todo lo demás: por su canción, por su vínculo, por los recuerdos.
Comentarios
Publicar un comentario
Y vos ¿qué andas diciendo?