No sé, después de la charla que tuvimos en su cumpleaños empezó a estar rara. Creí que era como siempre, uno de esos ataques de romper todo y vomitar palabras que tiene cada tanto. Le pregunté varias veces si estaba bien, si le pasaba algo pero me contestaba "esta todo bien, no me pasa nada", que se yo, dejé de insistirle unos días porque siempre tiene un tiempito de silencio antes de explotar, es como la calma que antecede al huracán. Pero me mataba la indiferencia con la que me hablaba así que aguanté dos semanas callado, esperando el mensaje en el que siempre me pide que nos juntemos a charlar. Es casi rutinario, me dice que me quiere ver y yo acepto. Generalmente nos encontramos en mi casa. Yo me acuesto en mi cama y ella se queda sentada en el borde, solo para acentuar la distancia. A veces cierro los ojos porque sé que va a llorar y no me gusta verla así. Empieza a hablarme tranquila pero con la voz firme, el discurso arranca con los reproches. Que ya basta, que no funciona, que los años pasan, que van 4 y siempre igual, y a medida que sigue se le humedecen los ojos y hace pausas más lentas y agarra las sábanas o una almohada o su pollera y la dobla, la aprieta, descarga la bronca y la angustia a través de sus manos. Algunas veces le acaricio la pierna para que se sienta sostenida, y sigue. Me dice que está cansada, que no cambio más y mira para abajo. Llora cuando le salen las palabras de amor que no quiere que yo escuche. Llora y la abrazo y le digo que la voy a respetar, que está bien y que no nos veamos más. Pero los dos sabemos que la separación nos dura poco y al cabo de una, dos, tres semanas volvemos como dos imanes a las charlas, las visitas, los besos, las risas pero sin olvidarnos del límite, de la libertad y del secreto.
Y te juro que está vez creí que era así. Ya estaba listo para toda esa escena de drama que le encanta hacer, pero no llegó nunca. No tuve que estar unos días sin hablarle para que vuelva todo a ser como siempre porque el mensaje no llegó, al menos no de su parte. Si, se lo mandé yo. Es que me daba intriga que actuará así. Siempre es repetitiva y esta vez se salió de acto. Me descolocó como se portó. Además mirá si era porque estaba con un pibe, tenía que hacerme ver, no quiero que eso pase pero es otro tema.
Le dije que quería que nos juntáramos para hablar y por primera vez dio mil vueltas. No sabía si mandarla a la mierda o rogarle que se hiciera un lugar, al menos media hora. Estaba claro que me estaba evadiendo pero no quería asumir eso. Al final cedió, se ve que un poco de influencia sigo teniendo.
El martes a la tarde nos vimos, fui yo a la casa porque ella estaba cansada. La encontré acostada en la cama del hermano y me senté a un costado porque no me hizo lugar para tirarme al lado. También me esquivo el beso en la boca que le quise dar cuando la vi pero no, de eso no vamos a hablar hoy.
Empecé a hablar yo, cosa que nunca pasa, soy medio boludo para estas cosas: que cómo estás, que qué te pasa, que si estás con alguien decime y me borro, que si tengo que cambiar algo decime y lo cambio; y ahí se rió, y me dijo clarito "no tenes que cambiar vos, estoy cansada"; yo me reí pero de nervios y se ve que ella se dio cuenta por la forma dulce en la que me dio la mano, después de todo me sigue queriendo. Le dije que no sabía que decirle pero habló ella: "no quiero saber más nada", así, seco y frío. Me cambió la cara, le pedí que no flashara, y un poco enojado le dije que al final con ella es siempre todo igual. Me miraba inmutada mientras me desahogaba diciendo un par de giladas mas que te las cuento otro día mejor. Cuando me callé me dijo un poco resignada que la solución era que me la jugara por ella pero que sabía perfectamente que yo no tenía el coraje para hacerlo, es increíble cómo me conoce. Después de eso, muy tranquila me dio un beso en el cachete y me dijo "estoy cansada, no te enojes pero quiero dormir", se dio vuelta y me pidió que apague la luz cuando me fuera. Te juro que no entendía nada de lo que pasaba, la mire un ratito y me fui, ¿que iba a hacer?.
Y ahora no sé, no sé como estoy, no sé que me pasa ni qué hacer. No, no, te digo que esta vez es diferente, en serio es diferente. Lo sé por cómo me habló: mirándome a los ojos, tranquila y sin llorar, con palabras claras y cara de decepción "no quiero saber más nada" y que se yo, nunca pensé que iba a pasa esto, creí tenerla de por vida. Se invirtieron los roles y ahora que lo veo de este lado te juro que no entiendo como hizo para amarme así durante tanto tiempo.
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