Nos encanta dramatizar, exagerar, armar escenas dignas de cualquier película de Hollywood, pensar lo peor, tirarnos bien abajo, subestimar al otro y llorar. Nos encanta llorar, ser las victimas.
Un mal entendido es una tragedia. Nos perseguimos solas, creamos fantasmas que no existen y armamos rollos con cosas que solamente existen en nuestras cabezas.
Somos mujeres, debemos ser perdonadas.
Hasta la Madre Naturaleza es caprichosa, histérica, demandante y exagerada.
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