Soy Eloisa otra vez, retorno con mi escritura a kilómetros de casa.
Viajé al norte. La descripción del lugar es PAZ, AIRE, SILENCIO. Acá cada palabra es sinónimo de pensar.
Como para no perder la costumbre, él viajó conmigo. No, no es como piensan; con nosotros vinieron más personas.
Lo que les quiero contar en realidad es una conversación melancólica que tuve en silencio con el viento hace unos días: vino y me preguntó por qué me guardaba las risas y aparentaba no tener fuerza; como una ingenua yo creía que si no sonreía nadie lo notaría, pero hasta el viento lo notó. Le dirigí una mirada intensa y entendió de que se trataba. Hizo soplar una brisa para atenuar mi calor y mostrarme que había otro viento mejor.
Cada vez que miraba al cielo con desesperanza y los ojos perdidos, el viento soplaba.
Esa tarde pude calmar el dolor naturalmente, igual la herida es grande y no tiene intención de sanar.
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