En medio del silencio de la noche solo se escuchaban las suplicas de Elo. Estaba tan confundida que hasta su cuerpo reaccionaba diferente.
Había cosas que no sabia como manejar, que no podía creer y que no la ayudaban a cicatrizar. Pensaba en su futuro, en los dos caminos que podía seguir y que muy a su pesar, no iba a ser su decisión por cuál iba a ir.
Su felicidad estaba en otras manos, solo podía esperar y ver como el tiempo jugaba.
Escuchó mil consejos que siempre terminaban en lo mismo. Le costaba hacerse la idea de un "hasta luego" pero mucho más la idea de un "chau". No había alguien más importante, su vida se centraba en esa persona, su risa, sus llantos, sus sonrisas, sus alegrías, sus tristezas siempre dependían de él.
Algunos momentos del día se sentía fuerte, segura y con esperanza de que todo iba a mejorar y su destino iba a ser como el que había soñado; en otros, todo se nublaba, todo oscurecía, el pánico la confundía, los nervios la mataban y nada valía la pena, porque con él se iba su vida. Y tenia tanta seguridad de que él se iba a ir, hiciera lo que hiciera...
La conozco bien, es persistente, y se que el amor que siente no lo sintió nunca. Se entregó como si la otra persona fuera su complemento y su razón para vivir, su meta; por eso se que no va a parar de luchar por lo que tuvo alguna vez, por hacer feliz al hombre que ama, por ser feliz ella y cumplir sus sueños. Ella no va a parar de luchar aunque tenga que sufrir, amigarse con viejas amigas, maltratarse ella misma, llorar, sentir los dolores que le comprimen el pecho; puede superar todo porque siente que cualquier dolor puede ser combatido.
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