Recuerdo bien ese día en mi casa después de darme la noticia. Sinceramente creo que no tuve el valor para decírtelo antes y por eso termine mal.
Organicé un campamento, como los del verano pero en otoño. Esta vez había un detalle no menor, vendrían tu novia y sus tres amigas.
Llegaste a casa contento como estabas en esos días. Eramos amigos, no podía arruinar eso, además fingir que ya no me importabas me salia bastante bien. Medía hora después que vos, llegó Andrea diciendo que sus tres amigas no asistirían. En esa época Andrea era amiga de tu novia ¿Te acordas?. Tu humor, sinceramente, no fue el mejor por un largo rato, pero después -y no entiendo todavía como- terminaste acostado arriba mio por falta de lugar en la carpa.
Al lado mio estaba acostado Sebastián pero cuando decidió a salir al jardín a hablar con los que no tenían ganas de dormir, tomaste su lugar. Nos quedamos los dos mirando hacia arriba en la oscuridad de la carpa, y disimuladamente, queriendo olvidarnos del resto de las personas allí presentes, me abrazaste y me tomaste la mano. Cortaste la dulzura del momento con un mordisco lleno de bronca en mi hombro. Como no entendía opté por mirarte y sonreír.
Afuera había mucha gente despierta, pero bastante lejos de nosotros; y adentro, justo al lado tuyo estaba Andrea. Vimos sombras del lado de afuera y levantaste bruscamente la cabeza, te inclinaste hacia adelante, te reíste casi en un susurro y suspiraste. Al cabo de diez segundos repetiste el movimiento pero esta vez, frenaste tu cabeza casi al borde de la mía, me miraste a los ojos, luego la boca y suspiraste más hondo.
Uno de los chicos entro de imprevisto y como si nada hubiera sucedido te acomodaste como antes y me apretaste el brazo tan fuerte que me hiciste gritar. Me di vuelta y miré como me mirabas. Casi gritando preguntaste - ¿Hay alguien despierto? - y el silencio te dio la respuesta. Volviste a mirarme y ahora con suavidad me preguntaste si podías besarme. Conteniendome te dije que pensaras en ella, que era difícil para mi hacerlo pero que debías pensar en ella. Te acostaste un poco decepcionado a pensar. Segundos mas tarde, mirando hacia arriba susurraste: "pero, vos me podes, es solo un beso" y se que en ese momento nada más te importo, aunque hoy lo niegues. Ni ella, ni sus amigas, ni las personas afuera, ni el peligro.
Y me besaste, y fuiste infiel y hoy, yo lo teñí de color sepia y lo guardé en un cajón con todos los recuerdos que tengo de vos.
Comentarios
Publicar un comentario
Y vos ¿qué andas diciendo?